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Meltdowns: Qué son, por qué ocurren y cómo afrontarlos (autismo y TDAH)

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¿Qué es un meltdown?

Un meltdown es una reacción a sentimientos y/o sensaciones de agobio intenso y NO una rabieta [1]. No es un comportamiento que pueda modificarse, ni una acción manipuladora y tampoco tiene otro objetivo más que ser una reacción fisiológica al estrés, comunicar frustración y un llamado de ayuda.

Los meltdowns suelen ser imposibles de detener una vez que se inician, pueden variar en intensidad y dependiendo de la persona y sus necesidades de apoyo puede parecerse a algunas las siguientes: 

  • Irritabilidad.
  • Alejarse de las personas.
  • Llantos, aflicción y quejas.
  • Golpes, patadas, mordiscos (a sí mismo, a objetos u otros).
  • Estimulación intensa como balanceos, tensión muscular, estímulos vocales o crujidos articulares.
  • Gritos.
  • Autolesiones.

Los meltdowns pueden ser una forma en que las personas autistas y/o TDAH liberan la frustración acumulada, ayudándoles a procesar y/o expresar sus emociones (puede ser difícil en momentos más tranquilos).

Los distintos neurotipos pueden experimentar meltdowns, por ejemplo, en TDAH son comunes y suelen desencadenarse por la sensibilidad al rechazo, la intolerancia a la angustia [2] y las dificultades de regulación emocional.

Los meltdowns sensoriales [3, 4, 5, 6] ocurren cuando hay demasiados estímulos externos para procesar a la vez. A menudo se atribuyen al autismo, pero también pueden ocurrir en otros neurotipos. Es una respuesta intensa e involuntaria a estímulos sensoriales abrumadores, que conduce a un estado de sobrecarga del sistema nervioso. Las personas autistas pueden experimentar meltdowns sensoriales debido a dificultades para procesar la información sensorial, lo que puede desencadenar una respuesta de lucha, huida o congelación. Estas crisis son distintas de las rabietas y no son acciones deliberadas, sino más bien una reacción fisiológica al estrés.

Razones específicas por las que pueden producirse meltdown:

Meltdowns vs rabietas

Los meltdowns y las rabietas pueden parecerse, pero no son lo mismo. Ambos requieren un enfoque compasivo, pero estrategias diferentes para resolverlos.

Mucha gente confunde los meltdowns con las rabietas, y aunque pueden tener muchas de las mismas características, NO son lo mismo.

Las rabietas se utilizan para controlar a los demás mediante un comportamiento extremo. Tienen un objetivo final y pueden utilizarse para satisfacer una necesidad o un deseo cuando una persona no sabe cómo comunicar esa necesidad adecuadamente. Son un estilo de comunicación poco saludable, pero a veces el único que una persona conoce.

Los meltdowns no tienen un objetivo final (aparte de ayudar a la persona a sobrevivir), no son un intento de manipular a los demás, sino un intento de recuperar la estabilidad.

En personas autistas, TDAH y otros neurotipos, las rabietas y meltdowns pueden ser comunes antes de aprender a comunicar sus necesidades adecuadamente y ambos provienen de un lugar de frustración y agobio. Es esencial que las personas de su entorno consideren esto en ambos casos. Sin embargo, la reacción ante una rabieta y un meltdown debe ser fundamentalmente diferente para evitar un desenlace negativo.

Por qué los meltdowns pueden ser especialmente difíciles en adolescentes y adultos

La vergüenza, el estrés vital persistente y la falta de recursos pueden hacer que los meltdowns sean más difíciles para los adolescentes y adultos. 

Los meltdowns se suelen atribuir a los niños, sin embargo, los adolescentes y adultos también los experimentan y con más frecuencia de lo que la gente cree.

¿Por qué? Porque los niños autistas/TDAH se convierten en adolescentes y adultos autistas/TDAH.

Puede que un adulto mejore en la gestión de sus desencadenantes cotidianos, pero eso no significa que los meltdowns dejen de ocurrir pasada cierta edad.

Y mientras que tener meltdowns cuando se es niño es sin duda desagradable y agotador, son especialmente difíciles de manejar cuando se es adulto. Esto se debe a varias razones, la principal de las cuales es la vergüenza.

Meltdowns y vergüenza

Aunque el autismo y TDAH no son nuevos, su comprensión cultural es relativamente nueva y el conocimiento está cambiando y avanzando muy rápido. Hace un par de décadas, la gente no sabía mucho sobre ellos.

Antes, cuando un niño experimentaba un meltdown, la gente asumía que simplemente se estaba portando mal. Y, por desgracia, los padres y profesores reaccionaban en consecuencia, castigando o avergonzando.

Ese niño, ya de adulto, lleva esas voces de castigo en su cabeza. Por eso, cada vez que experimentan agobio, sobre todo delante de otras personas, sienten una profunda vergüenza por «perder el control» o «comportarse como niños». Esta vergüenza daña su ya debilitado estado emocional, y a menudo empeora los meltdowns.

La comprensión cultural tampoco ayuda mucho. Como se ha mencionado antes, las personas suelen confundir los meltdowns con las rabietas porque por fuera pueden parecer similares. Esto lleva a pensar que la persona autista/TDAH está intentando manipular.

Todo esto puede llevar a lo que se conoce como «espiral de la vergüenza» [7]. Las espirales de vergüenza se producen cuando la persona no puede escapar de los pensamientos negativos, por lo que estos se apilan y vuelven muy dañinos.

Ciertos rasgos del TDAH y el autismo (como las diferencias y dificultades de función ejecutiva) pueden exacerbar esa espiral de vergüenza, llevando los pensamientos negativos de 0 a 100 en un tiempo extremadamente corto. Esto puede aumentar enormemente la probabilidad de suicidio en personas autistas/TDAH durante las crisis [8].

Meltdowns y estrés vital

Otra razón por la que los meltdowns en adolescentes y adultos pueden ser especialmente complicados es el estrés vital.

Como adolescentes y adultos, se imponen nuevas expectativas. Deben ocuparse del estudio, decisiones, trabajo, la familia, las relaciones de pareja, las finanzas, las amistades, etc. En casa, las actividades de la vida diaria son una batalla interminable como «un río que nunca deja de fluir”.

El estrés constante y persistente de la vida es suficiente para poner contra la pared incluso a personas con un neurodesarrollo típico. Es doblemente difícil para las personas autistas/TDAH, ya que a menudo también se enfrentan a la Disfunción Ejecutiva, a problemas físicos y otras comorbilidades [9].

Aunque tienen sus propias tensiones relativas, la mayoría de los niños no tienen que lidiar con el estrés vital persistente y frustrante de los adolescentes y adultos.

Y las personas autistas/TDAH tienen mucho estrés vital con el que otros no tienen que lidiar. Por ejemplo, las personas autistas tienen mayores tasas de desempleo [10], lo que se suma al estrés económico. Las personas TDAH tienen un mayor índice de estrés en el trabajo debido a los desafíos de la función ejecutiva [11]. Las relaciones de pareja y amigos también pueden ser aún más difíciles.

Es bien conocido que el estrés prolongado puede ser perjudicial para cualquier persona. Sin embargo, el estrés vital resulta especialmente dañino para personas autistas o TDAH, ya que tiende a provocar un aumento en la frecuencia de los meltdowns.

Meltdowns, disponibilidad de información y estrategias

La última razón por la que los meltdowns en adultos son tan difíciles es que no hay mucha información disponible.

Con el fin de investigar para este artículo tuve que buscar en distintos papers y a través de páginas y páginas de información sobre meltdowns en los niños. Fue raro encontrar algo que no estuviera dirigido a padres o cuidadores de niños autistas.

Esto hace que sea muy difícil para los adultos encontrar una ayuda eficaz para sus meltdowns.

Guía de recursos para adultos que experimentan meltdowns

Con fines educativos, se ha dividido esta guía de recursos en varias secciones. Una con información sobre cómo evitar o reducir la frecuencia/intensidad de los meltdowns, otra sobre cómo cuidarse durante un meltdown y, por último, una sección sobre qué hacer después de un meltdown.

1. Entender y evitar los desencadenantes de un meltdown 

Los meltdowns son agotadores, emocional y físicamente. Aunque no sea nada de lo que avergonzarse, la mayoría preferiría NO tener un meltdown. Aquí podrás algunos recursos y consejos que te ayudarán a identificar los desencadenantes de los meltdowns y a evitarlos.

  • Identifica los desencadenantes. Una útil hoja de trabajo en la que puedes enumerar y hacer un seguimiento de los desencadenantes.
  • Aprende sobre los desencadenantes específicos del TDAH y comprende cómo el TDAH puede “secuestrar las emociones». También puedes aprender sobre el modelo del Volcán del TDAH.
  • Si hay meltdowns frecuentes, piensa por qué. ¿Está lidiando con mucho estrés? ¿Las relaciones interpersonales desencadenan sentimientos de rechazo? ¿Están afectando los cambios hormonales o la medicación? ¿El entorno, colegio o trabajo son dañinos? Considera algunos de estos factores y ve qué podría ser necesario cambiar.
  • Aprende sobre los desencadenantes de los meltdowns autistas específicos y obtén información vital sobre las sensibilidades de procesamiento sensorial y cómo pueden estar afectando.
  • Aprende sobre la co-regulación y cómo los padres/cuidadores, terapeuta o padres pueden utilizarla para ayudar. La co-regulación es una herramienta en la que uno de los dos mantiene la calma para dar ejemplo de estabilidad. Esto puede ayudar a reducir el tiempo de un meltdown y puede incluso evitar que se produzca si se hace correctamente.

Causas

Las personas autistas pueden experimentar melt-down (“fundirse”, en inglés) o shut-downs (“cerrarse o apagarse” en inglés) porque su «vaso» se desborda con la última gota.

Esto sucede debido a altos niveles de estrés, hasta el punto de que es demasiado, y ya no es posible funcionar como si todo estuviera bien. Esto puede desencadenarse por cualquier situación, o puede deberse a una acumulación de acontecimientos estresantes (como problemas sensoriales) durante un período de tiempo (horas, días o incluso semanas).

Tipos de desencadenantes

Factores desencadenantes externos:

  • Demasiadas exigencias puestas sobre la persona.
  • Cambios inesperados de planes o rutinas.
  • Sobrecarga sensorial.
  • Sobrecarga social – Estar expuesto a demasiada interacción social (especialmente relevante para el shutdown).

Factores desencadenantes o exacerbantes internos:

  • Sentir vergüenza o culpa.
  • Sentirse inadecuado.
  • Sentir que se ha cometido una injusticia en su contra.

La gota que rebalsa el vaso o desencadenante final puede no parecer tener sentido visto desde fuera. Puede parecer pequeña para una persona ajena, pero para la persona autista/TDAH es esa gota que hace que se desborde por completo.

2. Autocuidado durante un meltdown

Por mucho que queramos evitarlos o incluso eliminarlos, a veces los meltdowns simplemente acaban ocurriendo. Y cuando ocurren, es importante cuidarse para no caer en la espiral de la vergüenza.

Estrategias de regulación durante un meltdown

  • Crea un entorno sensorial o habitación sensorial en el que refugiarse.
  • Los auriculares/audífonos y la música sensorial son lo mejor durante una crisis, por ejemplo, lo-fi, ritmos binaurales, o incluso a algunas personas también les ayuda lo contrario, escuchar música metal o rock a todo volumen. Cada persona es diferente, y es importante autoexplorarse para descubrir lo que funciona para ti.
  • Utiliza técnicas de grounding en crisis como técnicas DBT, el Método 5-4-3-2-1 y la Respiración Cuadrada. *Nota: Si está en pleno meltdown, estas técnicas pueden no ser accesibles. Son más útiles en la fase descendente de la crisis para evitar caer en la Espiral de la Vergüenza y reavivar el meltdown.
  • Estimulación tanto como necesite o quiera para ayudar a sentirse centrado/a. Si tiene ganas de estímulos dañinos como golpearse la cabeza o pegarse, considera redirigir a un estímulo menos dañino. Pueden crear una lista útil de «desvíos«.
  • Llevar un estuche sensorial y/o un botiquín de primeros auxilios de salud mental en caso de que tenga un meltdown en público. Puedes encontrar MUCHAS cosas en la página de Aliexpress.
  • Sé amable. Recuerda que no pasa nada por tener un meltdown. Si no eres amable contigo mismo/a o con la persona que lo experimenta, sólo conseguirás que dure más. Aquí es donde entra en juego la autoconversación positiva.
  • Pide ayuda a alguien cercano. Puede que alguien no esté disponible (emocional o físicamente) para ayudar a regular, pero si lo están, puede ayudar mucho que alguien sea compasivo y tranquilo para co-regularse. Es importante explicar qué funciona y qué no en los momentos de más calma y que ambos aprendan sobre los desencadenantes, la regulación y los procesos autistas/TDAH en general.

3. Estrategias para después de un meltdown

Los meltdowns tienen repercusiones en la vida antes, durante y después de que se produzcan, por ejemplo, faltar al colegio, al trabajo, agotamiento físico, dolor, y sentimientos dañados. Esta es la parte de la guía con recursos para afrontar las secuelas de un meltdown.

  • Darse cuenta de que no pasa nada por tener un meltdown o una recaída.
  • Trabajar para enmendar cualquier sentimiento herido. Por ejemplo, la tendencia a ser irritable con padres, amigos, pareja o cercanos cuando se está en meltdown, para lo que resulta útil recordar la proporción 5-1 de Gottman (por cada 5 interacciones positivas, puede haber una negativa) para no caer en la espiral de la vergüenza. Recuerda también que la persona que experimenta el meltdown debe enmendar sus propios sentimientos heridos.
  • Elige la curiosidad, la compasión y la introspección en lugar de la vergüenza. La vergüenza no ayuda en la mayoría de las situaciones. En su lugar, trabaja para comprender y ayudar a conseguir un mejor resultado la próxima vez. 
  • Dormir un poco ayudará a sentirse mucho mejor. Los meltdowns son físicamente agotadores y el cuerpo necesita descansar mucho después de ellos. En ese sentido, es importante asegurarse de beber mucha agua y tal vez tomar algún antiinflamatorio (previamente consultar a un médico).
  • Reducir la carga emocional. Aunque el cuerpo esté agotado, la mente puede seguir cargada emocionalmente después de un meltdown, lo que puede provocar más meltdowns. Lo mejor es sacar esa energía para que el sistema nervioso pueda relajarse y recargarse. Ayuda hablar con alguien de confianza sobre lo ocurrido, contárselo a un terapeuta, debatir ideas, escribir en un diario o hacer arte.
  • Tomar algo de tiempo libre para descansar y procesar las cosas, sin tener miedo de cancelar planes o faltar al colegio/trabajo si es posible (consulta las adaptaciones justas que pueden ayudar en este sentido). Si no se puede faltar al trabajo/colegio, es importante recordar que con presentarse ese día es suficiente y no sobreexigirse.

Conclusión sobre cómo abordar los meltdowns en adultos

Es importante recordar que no se puede detener un meltdown. Por mucho que se quiera, no siempre se pueden evitar, forman parte de la vida autista/TDAH y de cómo se han formado las conexiones neuronales.

Pero sí se puede:

  • Reducir su frecuencia evaluando el entorno, comprendiéndose a sí mismo/a y construyendo una vida que afirme la neurodiversidad.
  • Reducir su intensidad evitando la espiral de la vergüenza y siendo compasivo/a.
  • Educarse y educar a los seres queridos sobre qué hacer antes, durante y después de un meltdown.
  • Conseguir apoyo entre iguales para saber que no se está solo/a.
  • Cuidarse de una forma que realmente permita avanzar.

Bibliografía